El Diablo 15

Avaricia o deseo de poder absoluto, ignorancia en el seno de una relación profesional o emocional, reacciones inconscientes o infantiles, esclavitud autoimpuesta, estar preso a patrones de comportamiento adictivos, estar obsesionado, pensamiento negativo, puntos de vista limitados, generalización, manipulación ejercida por los demás, necesidad de reconocer las propias limitaciones, vivir según las expectativas de los demás.  En la Numerología, el número 15 se reduce al 6. El Diablo simboliza el instinto, la pasión que agita y que lleva a una nueva realidad, a un progreso. La Carta El Diablo, a pesar del nombre, no tiene un significado necesariamente malo. Cuando se planea una boda o una sociedad de negocios, por ejemplo, puede ser una señal positiva ya que puede significar permanencia. Sin embargo, en otras situaciones, tiene tendencia a indicar circunstancias aparentemente favorables, pero que se revelarán nefastas en el futuro.

El arquetipo de El Diablo reúne todo aquello que es, aparentemente, malo. La palabra "diablo" deriva del término griego "diablos", que significa "adversario". Esta Carta recuerda que, la mayoría de los casos es nuestro "diablo" interior que mina nuestra personalidad, que coloca trabas a nuestro camino y que nos impide progresar y ser felices. Son nuestros propios demonios que nos quitan la lucidez, sesgan nuestra propia imagen, impiden alcanzar la plenitud de nuestra potencialidad y de construir la vida que deseamos.

La simbología de El Diablo también está asociada a la tentación de la carne y a la lujuria sin paz de espíritu. Puede, por eso, buscar una relación fuera del matrimonio o un amor con una persona poco conveniente.

El Diablo indica todo tipo de vicio que, con el pasar del tiempo, tiene consecuencias negativas para la persona. Puede indicar avaricia o un exceso de poder material, consumo exagerado en detrimento del desarrollo espiritual, lo que acabará por apartar a la persona de su verdadera esencia y del plano espiritual.

Por otro lado, puede significar que la persona se reúsa a admitir el mal que causa a los demás o que está siendo objeto de un ataque. Esta Carta sirve de alerta. Si, por algún motivo, la persona está teniendo un comportamiento errado o destructivo, en relación con si misma o a terceros, este es el momento de cambiar de rumbo.